Nuestro poeta José Angel Valente escogió Almería en los años 80 como lugar de residencia y de trabajo. Allí conoció a la fotógrafa suiza Jeanne Chevalier, que vivía en el Cabo de Gata, con la que compartió el proyecto de dos libros: Campo y Calas.
Obscur le bord de la lumière
où rien ne
réapparaît
plus.
El mundo es un círculo. La era donde la mies se trilla o donde se machaca el mineral. El círculo rodea el punto umbilical del que acaso jamás podremos separarnos.
Al final está el hombre. Está, estuvo. Desusada presencia. La sucesión, el tiempo. El hombre es un testigo que se extingue, mas no el fuego con él. El fuego, el suyo, dura, el que un día remoto el mediador robó por él a un dios. Y así se hizo el hombre como un dios, fue portador del fuego inextinguible. Navega la mar gris contra el viento del sur y puede abrirse una vía en el abismo. Surcado está de arrugas. Tan sólo para alejar la muerte jamás tendrá un conjuro. Apenas puede pasar el hálito de un corazón a otro corazón; dios un momento alzado y luego sumergido para siempre en la noche.
CALAS. © photos: Jeanne Chevalier. © textos: José Angel Valente
CAMPO. © photos: Jeanne Chevalier. © textos: José Angel Valente
http://www.jeannechevalier.com
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Valente y Chevalier, dos invitados de lujo para esta tierra (afortunadamente) olvidada y permanentemente por descubrir. Gracias por compartirlo. Salu2
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El Cabo de Gata, en mi corazón, Juan. Saludos
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