Esa caligrafía, seña de identidad y de la energía rítmica del autor, incorpórea, distraída, es de una prodigiosa y casi mágica facilidad, hace fluir sobre el lienzo la pintura con precisión pero con sorprendente libertad, que capta al vuelo la sensualidad y la gracia de las mariposas que se enzarzan en los cabellos de las infantas o en las telas de sus maravillosos trajes, es una escritura inventada, es verdadera inspiración poética propia del gran maestro, Velázquez. Un maestro Zen.
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Me encanta la definición «un maestro zen».
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