La Casa de las Tazas, en invierno

Por las callejuelas cordobesas del casco antiguo, en invierno, apenas se ve un alma. Y si viene un coche, tienes que buscar algún soportal para dejarlo pasar. Menos mal que de vez en cuando hay placitas en las que descubres una taberna, bulla —y naranjos.

Plaza de las Tazas nº 11.

Aunque no es el caso de la Plaza de las Tazas, donde el silencio reina. Entre calles quebradas, en el barrio de la Magdalena, en el número 11 allí está la Casa de las Tazas.

Se trata de una casa comunal renovada por su propietaria, la arquitecta Cristina Bendala. Su patio tiene 25o metros cuadrados.

Cristina Bendala adquirió la casa en ruinas y la ha convertido en un inmueble confortable. La espaciosa cocina-comedor es el punto de encuentro para los que viven en los diferentes apartamentos, en los que ella y su marido acogen a alumnos que estudian en Córdoba, o a personas solas. A estas comidas también se unen los amigos; sus platos son de una creatividad sorprendente, basados en la cocina tradicional andaluza,  y utilizando productos ecológicos artesanales que trae desde su finca Riscos Altos de Cazalla de la Sierra, y los que cultiva en la pequeña huerta del patio, instalada en la azotea. La conversaciones que se generan en estas comidas rayan la delicia.

La piscina en invierno

Vista del invernadero de cactus, desde el taller

En el patio viven dos palmeras —una de ellas de 66 años—.

Dentro de la casa hay referencias a la antigua vivienda, conservando una foto que rememora a los vecinos que ganaron el primer premio del Concurso Popular en el año 1961. Cristina ha participado en el concurso de Mayo en el 2012, convirtiendo la apertura en un homenaje a las familias que habitaron esta casa.

En su página web se puede apreciar el aspecto que tomará el jardín, cuando llegue la explosión de mayo, esa época en la que los cordobeses celebran la primavera con la apertura de estos patios a quien quiera visitarlos. Este año, no pienso perderme la cita.

http://plazadelastazas.com/

En diciembre de 2012, La Unesco inscribió en su lista de patrimonio cultural inmaterial de la humanidad los patios cordobeses.